Son un 95% de agua, pero no son un refresco. No poseen corazón, pero no son
monstruos. Tampoco tienen cerebro, aunque no les va tan mal sin él porque han
sobrevivido 500 millones de años en la tierra. ¿Quiénes son? Llegan con el
aumento de la temperatura del mar y son la amenaza sigilosa de miles de
despreocupados bañistas... ellas, las medusas.
Estos organismos gelatinosos son arrastrados por las corrientes marinas a
nuestras costas cada verano. Aunque la más se prodiga en las playas baleares es
la de color rosa-violáceo semitransparente, la pelagia noctiluca, la
realidad es que es solo un tipo de lols miles de especies que existen de este
antiguo animal marino.
¿Cómo evitar caer en sus tentáculos? Dejar de ir a la playa no es una
solución. De momento, existen iniciativas como la
de dos trabajadores de deportes náuticos en Ibiza, que han creado una app para
alertar a los bañistas sobre la presencia y la ubicación de medusas en las
playas de Ibiza y Formentera. Por otro lado, dos antiguos alumnos de la
Universitat Politècnica de València, en colaboración con la Universidad de
Alicante, el CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) y el Laboratorio de
Inmunoalergia del Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz
(IIS-FJD) han creado Medusapp, otra aplicación colaborativa similar a la anterior
que, además, la app ofrece información sobre la peligrosidad de las diferentes
especies y cómo actuar en caso de picadura.
Sin tecnología de por medio, otro buen truco es bañarse con gafas de bucear
para vigilar nuestro perímetro de seguridad en todo momento, o evitar nadar
donde haya elementos en suspensión, sean de origen natural o restos vertidos
por humanos. Las medusas no pueden moverse, sino que son desplazadas por las
corrientes. Lógicamente, donde existan más partículas tendremos más
posibilidades de encontrar medusas.
Si pese a todo, ese cnidario nos acaricia la piel, es importante no caer en
pánico y entender que, si bien la urticaria que produce es molesta, en
principio no es grave. Primero eliminaremos restos de tentáculos, si los
hubiere y realizaríamos lavados con agua de mar, sin frotar para no extender
las toxinas.
Desde 2014, el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) colabora con el Instituto Mediterráneo de Estudios
de las Islas Baleares (IMEDEA), ambos del CSIC, junto con el Gobierno
Balear y el Sistema de Observación Costero de las Islas Baleares (SOCIB), en un
proyecto pionero en el mundo: se trata de una herramienta predictiva de la
presencia de medusas. Para desarrollarla, recogen y analizan los datos
registrados por un nuevo sistema de observación en el que participan desde
socorristas de las playas, técnicos de embarcaciones tanto del servicio de
limpieza del litoral como de las reservas marinas, como voluntarios en zona de
mar abierto con buques oceanográficos que llevan a cabo un registro diario de
los avistamientos.
No olvidemos que son necesarias para el ecosistema marino y que desempeñan
un papel dentro de él. Es imposible tener un mar sin medusas porque su
presencia es necesaria. Además, ya estaban ahí mucho antes que nosotros.
Raimundo Alabern
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